El día estaba repleto de historias con emociones de todos los calibres, mucha alegría, optimismo, nervios y también la pasión por los colores, que a veces duele y entristece. Plácida Salazar es fanática de Atlético desde muy chica. “Quiero venir a la cancha el día del partido”, dice acompañada de sus cuatro nietos, que no quieren que vaya a la cancha por la edad de su abuela: 78 años.
“Mi hija fue niñera de jugadores del club”, exclama al recordar el trabajo de su heredera. Plácida se muere por ir a alentar a su equipo. El verdadero problema es el dinero y es este factor el que a veces torna racional a la pasión desenfrenada.
“Queremos venir todos, pero no llegamos con la plata, no sabemos cómo vamos a hacer. Y mi abuela sí, siempre quiere venir”, manifiesta una de sus nietas.